Guerrero

RECUERDOS DE GUERRERO

por Guadalupe Herrera Garza

 

Hoy me siento a recordar parte de mi vida en mi pueblo en el cual he vivido siempre, lugar que como muchos pueblos tiene sus historias y sus vivencias diferente a otros; recordaré desde mi niñez: el juego de canicas, el trompo, rodar llantas; de mi escuela: mis compañeros y maestros que me reprobaron en tercer grado de primaria. También recuerdo y lo que se viene a mi mente es que contábamos con mucha agua por las acequias, agua que corría y bajaba al pueblo por sus tres y hasta cuatro acequias que cruzaban por el pueblo, la Pedrera era hermosa con su caída de varios metros y ojitos de agua o veneros, lugares donde nos bañábamos, era muy divertido e inolvidable.

 

La gente vivía de su cosecha, del maíz, del trigo, del acarreo de leña en guayines que vendían en Piedras Negras, y de regreso aprovechaban para comprar su despensa con la venta de la leña.

 

Una de las tradiciones del pueblo hace más de cinco décadas eran las bodas, comenzando con buscar dos jóvenes que invitaban para la parte de “arriba” y dos jóvenes que invitaban para la parte de “abajo”, ellos se vestían formales, con traje e invitaban casa por casas, bien fuera a una boda o a un funeral para que asistiera la gente del pueblo., en las mesas ya en la boda se colocaban hojarascas , chocolate y pastel, el plato fuerte era barbacoa con frijoles y salsa molcajeteada, y para amanecer, después de bien bailado un buen menudo que se servía a los invitados que se quedan a la torna boda.

 

También recuerdo que cuando moría una joven soltera, al ir a enterrarla iban a su lado cuatro jóvenes con traje también solteros, y cuando moría un joven soltero iban al lado del féretro cuatro señoritas con vestido de novia.

 

Los padres y abuelos trabajaban cultivando la tierra, limpiando acequias, regando sembradíos y criando ganado, porque antes teníamos la dicha de contar con mucha agua, ahora se la han acabado las compañías de la región y ya no llega agua al pueblo.

 

De las tradiciones que recuerdo en mi juventud es que se hacían kermeses en la plaza el 15 de septiembre donde había cárceles para los novios, como una forma de recaudar dinero, los casaban y en el kiosco se hacía el tradicional baile.

 

También nos gustaba andar a caballo, participar en carreras de cinta y el gallo enterrado.