HISTORIA DE MI VIDA
por Ma.
Concepción Tinajero Benavides
Nací
un 8 de noviembre de 1922 en Allende, Coah. Mi infancia fue feliz al lado de
mis cinco hermanos con los cuales crecí trepándome a los árboles, para
desesperación de mi mamá, que nunca logró verme sentadita a su lado tejiendo o
cosiendo, ni modo, pudiera decirse que casi tuvo seis hijos hombres; pero me
gustaba mucho cocinar, lo que alegraba mucho a mi padre a quien por su parte le
gustaba comer.
En
el verano, nos pasábamos las vacaciones con los abuelos en Allende, con mis
primas las Benavides y yo. Mi abuela tenía muchas plantas en un patio enorme al
que había que regar todos los días, ya fuera sacando el agua de la noria o
acarreándola del segundo patio por donde pasaba la acequia en la cual nos bañábamos
todos los días a la 3:00, un poquito antes cuando adelantábamos el reloj. Era
un jardín hermoso, pero lo que más me llamaba la atención, era un rosal enorme
en medio del patio, las ramas habían crecido alrededor hasta el suelo y había
lugar abajo para resguardarnos del sol una que otra gallina y yo, ¡increíble!, sus flores eran crema con pétalos rosados; la tía
Bertha siempre estaba al pendiente de nosotros y de tenernos ocupadas dándonos
clases de tejer, bordar y hasta frivolite
aprendimos. Nos leía cuentos y hacía una leche quemada riquísima.
Ah,
pero he aquí que un día llueve mucho, se desbordan los arroyos y nos inundamos.
Casi se acabó Allende, pues todas las casas en su mayoría eran de adobe. La casa
tenía ventanas con base alta y rejas de fierro, y allí se colocaron a los abuelos,
vimos como se vino abajo la casa de la tía Lola, hermana de mi abuelo y mi
madrina de bautizo, pero la casa del abuelo afortunadamente tenía una
cimentación de piedra, con tres escalones para subir de la banqueta a la casa y
todavía le faltaron como dos pulgadas para llegar al límite del adobe.
Terminada
la primaria me fui a Eagle Pass, Texas, a estudiar inglés al Convento San José,
con monjitas del Verbo Encarnado, de San Antonio, Texas, casi todas eran
irlandesas y muy amables, en el invierno luego llegábamos empapadas, pues todas
las compañeras caminábamos 23 cuadras, desde el puente hasta el Convento, no
sentaban junto al calentador y nos daban un chocolate caliente. Terminando mis
estudios, me fui por tres años a ayudar a mi papá en su tienda de abarrotes,
pues los hermanos se habían ido todos a estudiar, yo como mujer tenía que
quedarme a ayudarle, aunque luego me fui por tres años a trabajar al First
National Bank de Eagle Pass, Texas. Dejé el trabajo para casarme.
Mi
padre era muy estricto, y con un carácter fuerte creo era diabético, y hubo
temporadas en que guardaba cama y entonces yo me hacía cargo del negocio, lo
cual me daba satisfacción serle útil.
Por lo demás, mi vida de soltera fue como la de todas las chicas de mi edad,
bailes, cine, paseos a la plaza…
Allí
viví hasta cuando mis cuatro hijas entraron a la escuela, siete años después,
cuando nos mudamos a Piedras Negras.
Los
años en el rancho fueron un período muy feliz de mi vida, como nunca había estado
en rancho todo era novedad; comenzar a tomar café a las 6:00 am, corretear a
las niñas todo el día, además de atender comensales. El rancho estaba ubicado
en lo que se conoce como “Camino Real”, vía de paso entre Piedras Negras y
Laredo; por su ubicación siempre nos llegaba gente que iba en tránsito. Dábamos
vuelta a El Azulejo donde estaba la casa matriz, como a 15 kilómetros de allí
revisábamos lo concerniente al ganado, checábamos las pastas, y durante el
herradero inyectábamos a los animales. Había una presa a 50 metros de la casa,
de manera que sacaba mi caña de pescar e iba al agua por la comida del día.
A
causa de un quebranto de salud de mi marido, el rancho se vendió; las cosas no
andaban muy bien, su tío y su hermano eran dueños del Sistema de Televisión por
Cable en Eagle Pass, Texas, en 1963 a
sugerencia del gerente de dicha empresa, Sr. Thomas Witt, hicimos los trámites
necesarios para instalar el cable en Piedras Negras; para conseguirlo pasamos
la señal mediante un alambre a través del río, de poste a poste, copiamos lo
que hacían en Nogales, Sonora, en donde recibían la señal de Nogales, Arizona
de esta manera. El permiso fue concedido a mi esposo y en 1964 arrancó el sistema,
en el cual yo quedé como gerente de la empresa.
Por
motivo de salud de mi esposo, nos trasladamos a vivir a la Cd. de México, donde
al poco tiempo falleció; me quedé allá por cinco años trabajando con Televisa,
en su oficina de Lomas la cual quedó a mi cargo. No me gustó vivir en México,
así que me cambié a la ciudad de Torreón donde radiqué por cinco años, para
finalmente regresar a Piedras Negras en donde retomé la gerencia del Sistema de
Televisión por los siguientes 21 años.
No
soy mujer de empresa, mi incursión en la TV fue circunstancial, en mi caso creo
haber aportado poco a la industria, pero esta me dio mucho, la supervivencia mía
y de mi familia, además de permitirme viajar y conocer otras culturas y haber
laborado para el inicio de los sistemas de Purépero y Zacapu en Michoacán, en
donde tuve la oportunidad de conocer de cerca ese estado tan bello, pues
teniendo amistad muy sólida con el sacerdote del lugar, me llevaron a celebrar
las festividades de todos los pueblos y conocer sus artesanías, corundas, chapatas
y hasta el náhuatl.
Como
gerente de la empresa tuve la oportunidad de conocer y tratar a mucha gente,
misma que hasta la fecha, cincuenta años después, me reconocen y saludan muy
amables. Disfruté mucho estos años y a la fiel colaboración y respaldo
incondicional de mi querido equipo, que llegó para quedarse. El jefe de
técnicos Samuel Noguerón, Maricela Chong, Mary Zamarripa (de Jaime), Reynaldo
Arce, Raymundo Jaime, Enedelia Ramírez, y muchas más, a quienes se debe el
éxito sin tropiezos de la empresa.
Hubo
percances, como choques, postes rotos, fallas de luz, pero del que me acuerdo,
fue la vez que una avenida del río, se llevó cable y postes, dejándonos sin
señal por tres días, caos con los usuarios, pues hubo que volver a tirar línea
y postería desde Eagle Pass y como estaban desesperados por saber que había
pasado con una novela, me iba a la oficina del Cable de Eagle Pass, y venía a
narrarla a los usuarios que lo solicitaban.
Los
últimos años en TV del Norte los pasé en el
canal 12, en el que se presentaron muchos valore locales. La Academia de
Baile Terpsícore, el Lic. Eduardo Barrientos y alumnos del Tecnológico, el
Seguro Social me mandaba una guía semanal con los médicos que nos daban su
conferencia, grupos musicales como Caos, Esencia, las cápsulas semanales del
Padre Carlos Aguilera, Padre Renovato, Padre Romeo y el Pastor Jonás. El Payaso
Pipo era muy popular, aparecía seguido con sus chicos, y Conchita Córdoba los
sábados tenía un programa del Cumbres y Alpes que se llamaba “Aquí entre Amigos”;
el Padre Fernando Martínez qepd, era
gran amigo del canal.
Fue
una satisfacción que en el canal hicieran sus prácticas Juan Carlos Morales,
hoy a cargo de TV Azteca en Piedras Negras, Cecilia Vázquez, Leonardo Esquivel,
Corina Rivas y Ana María Esquivel, quienes actualmente siguen activos en
publicidad y periodismo.
El
Sr. Gustavo Correa qepd, que siguió
en el Sistema de Cable cuando yo me fui al canal 12, tuvo la gran idea de
organizar por tres años consecutivos un Teletón en diciembre con gran éxito,
demostrado una vez más la generosidad de nuestra comunidad, apoyados por
autoridades, la radio y voluntarios que con su entusiasmo se unieron al mismo,
amenizado por grupos y valores artísticos locales.
Lamento
mucho que la televisión actual, no tenga una programación que beneficie a la
educación, algo que nuestro pueblo tanto necesita. Desde este medio de
comunicación podrían aportar mucho.
En lo que
a mi vida respecta, gracias a Dios, he sido y sigo siendo muy feliz.
Felicito
mucho el éxito del sistema de cable y que fueran familiares los dueños del
sistema de Eagle Pass, pues contamos con el apoyo sin límites del ingeniero
Francisco Vielma, quien era el jefe de técnicos y que instaló y supervisó el
sistema en Piedras Negras y enseño a nuestro personal el manejo del mismo, pues
le gustaba la enseñanza; cuando Televisa comenzó a instalar el cable en México,
se lo llevaron como su jefe de técnicos, lo cual cuando yo me trasladé a la Cd.
de México y me hice cargo de la oficina de TV por Cable en Las Lomas, él fue mi
jefe y el socio del sistema, junto a Emilio Azcarraga Milmo, el Sr. Jack Crosby
de Del Rio, Texas, quien era quien pasaba la señal de TV a Eagle Pass y Piedras
Negras y gran amigo. Parecen casualidades, pero fue el Señor de arriba quién
así lo dispuso.
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