LA PALAPA DEL PAPAYÓN
por Lic. Sandra Leticia Gómez Galván
Un negocio familiar, un negocio lleno de esperanzas y de sueños de amor formado por un hombre nacido en Piedras Negras que tuvo el privilegio de nacer en una familia de valores, donde le aprendió a su padre el concepto del trabajo por medio del ejemplo diario, hijo de don Doroteo Galván Gorostiza y Rosalía Treviño Morales, se casó con Ma. Enriqueta González Arocha con quien procreó cinco hijos: Rosamaría, Doroteo, Héctor Raúl, Lorena y Rogelio, quienes con el paso del tiempo se fueron integrando en el equipo de trabajo del restaurante “La Palapa del Papayón“
Un restaurante como no había otro en la ciudad, un restaurante especializado en el puerco y sus derivados; Doroteo Galván Treviño bautizó con ese nombre su negocio de comida, por el apodo que le impusiera el periodista Óscar Valdez Vargas, quien desde 1962 dirigió la publicación “El Pavoroso Caso“ caracterizada por su alta combatividad al régimen político y gubernamental pese a las medidas represivas de esa época y dado el caso que, justo en ese tiempo cuando Doroteo fungía como juez de paz en Villa de Fuente se hizo acreedor al mote del “Papayón” por su prominente papada, apodo que le molestaba a todas sus hermanas, pero a él le encantaba porque decía que daba publicidad y mayor clientela a su restaurante.
Como juez don Doroteo trabajó por la gente, gestionó las oficinas de correos y fue un gran impulsor de la educación en este sector de Villa de Fuente, pues como su restaurante funcionaba solo los domingos, el prestó sus instalaciones para que ahí, en la bodega de la parte trasera al fondo del patio, se iniciara un preescolar que hasta la fecha lleva por nombre “María Lavalle Urbina”.
Posteriormente la Secretaria de Educación edificó los salones que serían para el mismo jardín de niños, pero lo mismo ocurrió con la primaria de nombre “Juan Antonio de la Fuente“ y la secundaria de nombre “Profr. Abel Herrera Rodulfo”, gracias a su iniciativa y a su capacidad de gestión y buena disposición para prestar su restaurante con los servicios de agua, luz y gas incluidos para beneficio de la niñez y juventud de Villa de Fuente, que anteriormente tenían que viajar en autobús urbano en su mayoría para asistir a la escuela.
El restaurante de “La Palapa del Papayón“ funcionaba solo los domingos, pero desde el sábado todo era movimiento, abría sus puertas desde las cuatro de la mañana del domingo para aquellos desvelados y hasta las tres de la tarde de ese mismo día, por eso es que de lunes a viernes ese era un recinto del saber, quién iba a decir que en un restaurante tuviera sabor a letras y números, oliera a grafito y borradores, guardara en sus muros las voces de enseñanza de los profesores y los gritos de alegría de los alumnos. En “La Palapa de Papayón” se servían unas suculentas y bien doraditas carnitas de puerco, una deliciosa morcilla y el más rico y bien preparado chorizo que jamás haya probado.
Contaba don Doroteo Galván que la receta se la había dado su tío don Pantaleón Galván, de oficio carnicero muy experimentado; también se servía un delicioso guisado de carne de puerco con chile colorado. Recuerdo que el restaurante estaba adornado con un estilo rústico con antigüedades colgadas de las paredes o sobre una repisa, porque a su dueño le gustaba coleccionar antigüedades como: planchas, jarras, lavamanos o herramientas.
En el patio, bajo un tejaban había una gran paila con una enorme pala de madera con la que el meneaba los chicharrones apoyado por sus fieles ayudantes de muchos años el señor Manuel Quintero, quien empezó a trabajar con él desde los 15 años de edad y siempre fue visto como alguien de la familia, gozaba de su entera confianza.
Quiero mencionar que aparte de atender el restaurante entregaba pedidos de sus productos a la Ciudad de México, D.F., a Saltillo y a Monterrey.
En aquel tiempo de la década de los 60’s, 70’s, 80’s, era una tradición en muchas familias de Piedras Negras y la ciudad vecina de Eagle Pass, Texas, visitar “La Palapa del Papayón” porque significaba vivir, convivir y gozar de un banquete donde todo era sonrisas, buena comida y excelente trato; el tío Tello tenía una sonrisa muy especial, un hombre recio y trabajador con un gran corazón con alto sentido del deber, la limpieza, la honestidad y la amistad.
Quiero mencionar algunos nombres de personas que visitaban ese restaurante: Dr. Salvador Chavarría, Dr. Rodolfo Cruz y Rolando Cruz, Ing. Elías Sergio Treviño, don Rito Valdés Salinas, Benjamín Valdez, don Tomás de los Santos, don Rodolfo de los Santos, Dr. Joaquín Clamont, Humberto Acosta, Manuel Beráin, Guadalupe Garza “La Chamaca”, también sus cuñados el Sr. Humberto Gómez Garza, Sr. Alberto Yamanaka y Sr. Jesús Chavarría Delgado, sus hermanos Lic. Ernesto Galván, Eleuterio Galván y Héctor Galván, Sr. José Ramon Purón, Alfonso Purón, Ricardo Ainsle, Dr. Mondragón, Anselmo y Alonso Elizondo, Raúl Chapa su compadre; sería imposible nombrar tanta clientela, pero lo que si bien recuerdo, porque mis padres Oralia Galván hermana de Doroteo y Humberto nos llevaban siempre que podían a visitar “La Palapa del Papayón”, era un lujo, un deleite y significaba ver de cerca y saludar a la “crema y nata” de la sociedad que acudía a saborear el sabor del sazón de mi familia “Los Galván”.
Tristemente todo lo que empieza termina y el auge del restaurante merma a la vez que se deteriora la salud de su dueño, cerrando sus puertas en el año de 1997 pero dejando huella en nuestras mentes y en nuestros corazones por toda la vida, al percibir el aroma que despide una paila con chicharrones hirviendo en manteca o al saborear unas carnitas de puerco aunque no sean aquellas; en cada familia de Piedras Negras de aquella época siempre habrá quien recuerde y esboce una sonrisa al escuchar “La Palapa del Papayón”
Con inmenso cariño, admiración y respeto para mi tío Tello, su sobrina que lo admira desde siempre: Lic. Sandra Leticia Gómez Galván.
Recuerdo como si fuera ayer, efectivamente el sr. Galván presto pra bodega para iniciar ahí las oficinas de la secundaria federal que ahora lleva el nombre de prof. Abel Herrera, escuela que gracias a la iniciativa del profesor José Guadalupe Tamez Gutiérrez y un grupo de maestros, se logró ante CAPFCE,SEP del Estado, su edificacion. Tal vez el señor Doroteo Galván participo como miembro del Comite de Villa de Fuente. Todo este logro de contar con la secundaria, fueron tres largos años de gestión de los maestros señalados.
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