Nava

HISTORIA DEL SR. LÁZARO GARZA GONZÁLEZ

por Homero Garza Velázquez

Originario de Nava, Coahuila. Fue el hijo menor del matrimonio formado por el sr. Lázaro Garza y sra. María del Refugio González de Garza.

Su papá fue uno de los primeros comerciantes del municipio, de ahí heredó el gusto por el comercio, el cual siempre atendió con entusiasmo y gentileza, siendo una persona muy conocida en el pueblo pues aparte de que en su tiempo su ferretería fue la única, él era una persona muy servicial.

En su ferretería podías encontrar un sinfín de cosas: desde tornillos, gasolina blanca, petróleo, rentaba lámparas de gasolina de luz blanca con aire (se usaban para bodas o fiestas); rentaba carretillas de llanta de fierro, vendía suaderos y herraduras para caballos, también herraduras para zapatos, cazos, baños, azadones, rozaderas, machetes, arados, mangos para azadón, pala, talache, diferentes pegamentos para zapatos, etcétera.

Su forma de ser amigable y respetuosa ganó la amistad de los navenses a quienes cada mañana les leía el periódico el Diario y el  Zócalo. Se sentaban en una banca de madera que tenía afuera de su tienda, su voz era fuerte, se escuchaba casi a media cuadra  y daba muy buena entonación a las lecturas que realizaba, las personas que acostumbraban ir se turnaban para comprar el periódico cada día y lo llevaba para que Lázaro lo leyera a todos los demás; había personas de edad avanzada que disfrutaban de las lecturas de mi tío.

En mis recuerdos puedo citar al sr, León Fernández, Salvador Morales, José Villarreal, Julio Santos Luis Fernández, Enrique Ruiz, Manuel del Toro, Chepo Cardona, José Rodríguez, Candelario Guadalajara, Blas Ibarra y su hermano Homero Garza González, Constantino Herrera y Jesús Chuy Valdez.

Esa actividad  se repitió por años, se reunían a las ocho de la mañana y terminaban a la una de la tarde, aproximadamente.

Le gustaba bañarse, para lo cual subía a su bicicleta para ir a la acequia en un lugar llamado La Parrita, cerca del 45; le gustaba usar su cabello muy corto y siempre andaba muy aseado; su bicicleta era de color rojo, grande, balona, la cual solo prestaba a su sobrino Homero Garza Velázquez.