Guerrero

UN RELATO DE DON PABLO

por Pablo de Luna Bermea

 

 

Tengo la dicha de relatar lo que recuerdo del lugar donde nací, crecí y gracias a Dios vivo para contar lo que recuerdo de mi lindo pueblito que tiene más de trescientos años de historia. Antes poca gente terminaba la primaria, yo trabajé muy chico y no la pude terminar. Recuerdo primero que era un pueblo muy pacífico, no había maldad, la gente se ayudaba cuando se necesitaba, había mucha pobreza, antes no había ayuda para nadie y había mucho respeto entre la gente.

Recuerdo a mis padres que  vivieron de la ganadería y de allí obtenían productos como: leche y carne; sembraban maíz, avena, caña, trigo, yo vendía ristras de tomate, quesos, huevos y chile, porque antes si había mucha agua en las acequias, ahora ya no hay en ningún lado, por eso la gente ya no siembra.

Recuerdo que el gobernador Lic. Raúl López Sánchez mandó construir la escuela primaria, el kiosco, la Presidencia Municipal y todo lo que está alrededor de la plaza, porque él era originario de aquí de Guerrero, por eso la escuela primaria tiene el nombre de la mamá del ex gobernador “María de los ángeles Sánchez de López”.

La gente trabajaba haciendo adobes, cuidando cabras, sembrando la tierra, cortando leña que luego la vendían en Piedras Negras, se iban en guayines desde un día antes (de este relato de los guayineros existe un corrido que se llama “Los Guayineros” porque los primeros que íbamos a vender la leña a Piedras fuimos la gente de aquí de Guerrero) porque la ganancia que se sacaba era de 100 pesos y aprovechábamos para traer mucho mandado para la semana el que comprábamos en Piedras Negras en la “Casa Marines” después de vender la leña., recuerdo que las mujeres molían el maíz en el metate para hacer tortillas, eso era mucho trabajo para ellas y el sueldo eras unos cuantos pesos; al jornalero le pagaban cuatro pesos al día, luego aumentaron a ocho pesos por día.

También recuerdo las grandes fiestas que se hacían cada año que se sacaba a la reina del pueblo en las fiestas patrias, las señoritas vestían sus vestidos largos hasta el tobillo y sus tacones, y los hombres vestíamos de traje para ir a los bailes.

Las bodas se hacían en los grandes patrios de la casa de la novia, se adornaban con palma y con carrizos, se iluminaban con grandes lámparas de petróleo; de comida a los invitados se les daba barbacoa de pozo, se mataba una vaca para que alcanzara para toda la gente que fuera a la boda y también se hacían hojarascas (que se conocen ahora como galletas) el novio compraba un costal de harina de más de 40 kilos, todos los kilos los hacían hojarascas y se cocían en unos hornos que rentaban hechos con bloques de ceniza donde se quemaba con leña y cuando estaba muy caliente el horno se introducían las hojarascas para su cocimiento. Para servir la comida se utilizaban platos de vidrio que se prestaban entre varias familias, porque antes no había desechables

Lo que recuerdo de las tradiciones del pueblo era la fiesta del 24 de junio del Santo Patrono San Juan, se hacía cabalgata, carreras de cinta a caballo, jaripeos, gallo enterrado, los bailes se hacían en los clubes que había “Deportivo” y “Primavera” iluminados también con lámparas de petróleo.

Creo que antes había más gente que ahora en el pueblo, había tiendas donde encontrabas telas, zapatos, ropa; la dueña se llamaba Sabinita Carrasco, tiendas de abarrotes como la de don Bernabé, que ahora es la Casa de la Cultura, la tienda de Tomás “el Mocho”, de Luz Garza.

También recuerdo que antes en el pueblo había mucha agua que corría por las acequias, por eso la gente sembraba mucho y cosechaba, ahora ya no hay agua por ninguna acequia.

 

Antes la familia era de muchos hijos, en casa de mis padres fuimos ocho hijos y con mi esposa tuve diez hijos vivos y dos que fallecieron, pobremente las familias con la ayuda de Dios salíamos adelante con tantos hijos. Actualmente cuento con 83 años, soy viudo desde hace 18 años, vivo solo, me siento fuerte y aun tengo la dicha de poder sembrar en el terreno de mi casa calabacitas, maíz, tomate para mantenerme activo y no estar sin hacer algo.