HISTORIA DE NAVA, ESCRITA EN VERSO
por Julián Gómez Velázquez
No pretendo ser poeta
ni tampoco escritor
solo de hechos consumados
soy tan solo narrador.
Como no soy escritor
no pretendas en juzgarme
tan solo escribo vivencias
si decides escucharme.
Algo tienen de valioso
estos hechos olvidados
personajes pintorescos
y vivencias del pasado.
Con el correr de las hojas
tú mismo has de comprobar
que hay sucesos en la vida
que se deben relatar.
Aquí te invito a leer
estos hechos ya pasados
muchos de ellos no viví
pero me los han contado.
Es un pueblito del norte
sin futuro o porvenir
nada mas borracho y loco
su gente puede vivir.
Las gentes tienen dinero
solo dos veces al año
con las nueces de septiembre
o con los trigos de mayo.
Pobrecito el campesino
al tercio debe sembrar
por eso cuando cosecha
no le alcanza pa’ pagar.
Así es como las familias
han forjado sus fortunas
más me reservo los nombres
por si se enojara alguna.
El que tiene unas chivitas
de la leche ha de vivir
pero nunca tiene precio
y el quesero a sonreír.
Muchos se iban de mojados
otros tantos de braceros
El Indio y la California
ese era su paradero.
Por medio de personajes
voy a contarles la historia
que me perdonen algunos
si escapan a mi memoria.
En los tiempos de la peste
Rodríguez lo comentaba
aún estando vivos
como quiera los enterraban.
Aquí no existen farmacias
ni mucho menos doctores
solo está don Alejandro
para partos y dolores.
La persona más famosa
del que todo mundo opina
el famoso tío Laureano
su retrato está en la harina.
Vino Madero de Parras
vino Laureano de Nava
era nomás un tirito
como el tío los tiraba.
Un problema de elecciones
estos hechos suscitaron
cuando contaron los votos
las cuentas no resultaron.
Las gentes muy disgustadas
la Presidencia quemaron
como pasa en estos casos
a inocentes inculparon.
Don Alejandro y Melquiades
la silla se disputaron
y la turba enardecida
a don Cesáreo mataron.
Personaje pintoresco
célebre y muy singular
en los palenques de gallos
lo mirabas apostar.
Fue don Américo Garza
célebre y gran jugador
aunque estudio medicina
terminó de agricultor.
Observé en plena plaza
el Zócalo leía
lo malo era que don Héctor
en calzoncillos lo hacía.
Como olvidar el pregón
que don Susano clamaba
llorando niños llorando
porque la nieve se acaba.
Fue don Porfirio Saucedo
cocinero un largo rato
¿señor tiene migitorio?
No, nomás hay lonches y tacos.
En la oficina vendían
las semitas de a’cá Chole
Luciano, el Güero Patías
también Harapos y Pole.
Cuando a Rodolfo
le llegaron los apuros
le prendió fuego a su tienda
para cobrar los seguros.
Eran dulces especiales
que Sabino elaboraba
tenía ruedas de acero
la carrucha que empujaba.
Era en verdad sorprendente
Téllez pelando los cocos
con chile vendía la fruta
trabajador como pocos.
Como recuerdo a aquel
que los vasos en la sequia lavaba
y al que bailando en el parque
a la acequia se caía
Quién no recuerda el Recreo
de don David Zacarías
su caseta de la escuela
que buenas raspas vendía.
Y fue don Marquitos Flores
más no doy pormenores
maestro de la oratoria
en el Grito de Dolores.
Emilio Campos Arizpe
muy dinámico y gentil
era el dueño del molino
y también juez civil.
Cuando el cine con Nereida
una piedra era el asiento
otros brincaban la barda
pues no había para el boleto.
Recuerdo que la María
cuando ya mucho debía
decía voy a orinar
y ya jamás volvía.
Aquellos hermanos González
los pioneros del transporte
traían cascajo del Bravo
del Río Bravo piedra de corte.
Luz eléctrica no había
y cuando alguien se casaba
lámparas de gasolina
Lázaro Garza rentaba.
José de la Garza “El Cartero”
atento y muy servicial
las cartas del otro lado
muy puntual iba a entregar.
El joven Sergio Rodríguez
fue pionero del boxeo
su manager y mentor
José Aguirre “El Panadero”
La gente lo comentó
que Pedro Infante por Nava pasó
y la Güera Villarreal
en la boca la besó.
En este Nava Coahuila
un cónsul muy afamado
que te hacía tu pasaporte
para pasar al otro lado.
Siempre ha habido brujas
dicen que curan pasiones
se transforman en lechuzas
y vuelan por los panteones.
Fabricaban los exprés
unas fraguas muy notorias
lo mismo que los guayines
Domingo y Rafail Longoria.
Una tienda muy famosa
nombrada Cinco de Mayo
La de don Julio y Martita
frente a los billares del Gallo.
Eran varios los señores
con don Lázaro acudían
y sentados en la banca
Lazarito el periódico les leía.
Un solo teléfono público
que con cuerda funcionaba
y cuando alguien llamaba
don Alejandro avisaba.
Inolvidable aquel cine
cuando costaba un tostón
y si llegabas temprano
te obsequiaban un melón.
Café casero y la silla
gratis el cine pasaba
en cualquier pared con blanco
la película empezaba.
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